martes, 18 de junio de 2013

Epidemias de cólera en el siglo XIX


La epidemia de cólera que surgió durante el siglo XIX fue la segunda mayor enfermedad que tuvo Europa, zonas de América y de Asia, por detrás de la peste negra. Se estima que murieron unas 10 millones de personas.


El cólera es una enfermedad aguda, diarreica, provocada por la bacteria vibrio cholerae, la cual se manifiesta como una infección intestinal. Los síntomas, que aparecen tras una incubación de unos dos días, son vómitos y una excesiva diarrea con heces líquidas sin mostrar apenas fiebre. La muerte se produce por deshidratación en menos de una semana. En situación normal la enfermedad se transmite por el agua y los alimentos. Cuando el brote se establece en una población son las propias y abundantes deposiciones (en más de treinta ocasiones por día) las que contaminan con suma facilidad las fuentes de agua potable y las ropas de los afectados. Se propaga con facilidad en las zonas húmedas y cálidas.

Vibrio cholerae
El cólera, probablemente, tenga su origen en la India, han sido frecuentes los brotes en el delta del Ganges desde la antigüedad, debido a la contaminación del río. La propagación de la enfermedad, convirtiéndola en epidemia, se produjo por primera vez a consecuencia de las rutas comerciales hasta Rusia, y desde allí se propagó por todo el mundo. La segunda epidemia se prolongó desde 1827 hasta 1835 y afectó a los Estados Unidos y Europa. La tercera epidemia surgió en 1839, se mantuvo hasta 1856, se extendió a África del Norte, y llegaron a América del Sur, por primera vez azotando especialmente a Brasil. En la cuarta epidemia, el cólera afectó a la región del África subsahariana desde 1863 hasta 1875. La quinta y sexta epidemia duraron desde 1881-1896 y 1899-1923. Estas dos últimas epidemias fueron menos fatales debido a un mayor conocimiento de la bacteria que las producía.

El cólera se convirtió en una de las enfermedades más extendidas y mortíferas del siglo XIX, matando a decenas de millones de personas.  En lugares como Francia, tiraron los cadáveres al río Ródano, sin saber que contaminaban aún más el agua y propagaban la enfermedad. Los barcos que contaban con enfermos de cólera entre su tripulación o sus pasajeros, ponían una bandera amarilla que significaba que estaban en cuarentena. La cuarentena duraba entre 30 y 40 días y hasta que no pasara ese tiempo no se podía ni embarcar ni desembarcar de la nave.

En España las epidemias de cólera acontecieron desde el primer tercio del siglo XIX hasta finales del mismo siglo en las grandes ciudades de España. El primer brote ocurre a principios del año 1833 en el puerto de Vigo, que se repite casi simultáneamente en el sur de España. En total fallecieron unas 800.000 personas a lo largo de las cuatro plagas que asolaron España durante ese siglo. No obstante, la enfermedad del cólera fue una entre varias de las enfermedades contagiosas que azotaron el país, la fiebre amarilla y la viruela también se cobraban miles de vidas. 

En la década de 1830 no se creía que el cólera fuera contagioso  y por lo tanto se pensaba que el mejor proceder era tener una buena higiene para no contraerla. El publicado "Plan Curativo del Cólera Morbo" hacía numerosas indicaciones al respecto. Se mencionaba que la causa principal del cólera residía en el ambiente. Se sacaba fuera de las ciudades la venta de fruta y verdura como medida profiláctica.

Las alertas sobre el cólera durante la primera epidemia mundial  demostraban el desconocimiento sobre la propagación de la enfermedad. 

Los primeros casos de la enfermedad se dieron en la ciudad de Vigo en enero de 1833. En Barcelona se produce un brote casi simultáneamente. El brote tuvo su inicio debido al desembarco de las tropas de combate procedente de la Guerra de Sucesión portuguesa, es posible que fueran las responsables de su llegada a España, siendo en Andalucía donde se produjeron los casos más mortales en el verano de ese mismo año. Otras historias mencionan que la enfermedad vino a bordo del barco de vapor "Isabel la Católica", que procedía de Grecia, en él viajaban tres enfermos que fueron incomunicados en el lazareto correspondiente. Como profiláctico se recomendaba el sulfato de quinina, el alcanfor y el ácido benzoico; otros remedios como el cigarro de cinabrio y el humo de carbón de leña.

La llegada del invierno frenó el avance de la pandemia en todo el país, pero al llegar de la primavera la enfermedad alcanzó Madrid, Toledo, Guadalajara, Soria, Ávila, Burgos, y Cuenca. En la capital, ya en el mes de julio de 1834, el terror de la enfermedad era de tal intensidad que se produjeron matanzas de frailes, y se les acusó de causar la enfermedad por envenenamiento de las aguas. Se comenzaba a sospechar de todo el mundo, de los aguadores, los farmacéuticos, hasta de los médicos.

Hubo una tercera vía de entrada del cólera de 1834 a través del Mediterráneo, Baleares y Tarragona. Una de las causas fue el navío español Tritón, que conducía militares hacia el protectorado español de Marruecos. Los militares de las tropas españolas del África pasaron la enfermedad a los civiles y de este contacto la enfermedad se propagó por las ciudades. Esta primera epidemia de afectó a unas 1.394 poblaciones, la última provincia afectada fue Cáceres. La epidemia duró en total un año, cinco meses y veintidós días. Del primer brote casi 300.000 personas fueron afectadas, un 3% de la población.

Placa conmemorativa de 1837 en la parroquia de Cadaqués en Gerona.

La epidemia de 1855, el segundo brote, afecta a amplias zonas del interior. El 5% de los españoles se vio afectado en la segunda epidemia. Aunque, no el más mortífero de los brotes de cólera acontecidos en España en el siglo XIX, es el más devastador por las consecuencias que generó su miedo. Este brote ataca con mayor virulencia a las clases bajas, en especial las emergentes trabajadoras.

En 1865, el cólera entra de nuevo en España, lo que significa el tercer brote de esta fatal enfermedad. En esta ocasión entra por el puerto de Valencia, siendo las zonas más afectadas Valencia, Mallorca, Gerona, León, Albacete, Huesca y Teruel.

En 1884, el doctor Robert Koch descubrió el bacilo causante de la enfermedad en las heces de los pacientes. Antes de esta fecha  las actividades profilácticas estaban fundamentadas en las sangrías, que por su abundancia producían muertes por desangramiento. Tras el descubrimiento de Koch, en España el doctor Jaime Ferrán ensaya una vacuna un año después y es ampliamente criticada por científicos y políticos. A esta crítica contribuye el español Santiago Ramón y Cajal que niega la efectividad del método presentado por el doctor Ferrán.

Robert Koch (tercero desde la derecha) en una expedición de investigación en Egipto en 1884.

Los cementerios en España antes de estas epidemias se encontraban en el centro de las ciudades, a veces cercanos a los propios hospitales y en ocasiones, dentro de las iglesias. El traslado de los cementerios desde el centro de las poblaciones a sus afueras, fue consecuencia del gran número de muertes a causa de estas epidemias.

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