domingo, 16 de junio de 2013

La Belle Époque


La Belle Époque es un periodo de la historia que transcurre durante la última década del s.XIX hasta 1914, cuando comienza la Primera Guerra Mundial. El nombre se debe a los grandes cambios que sufría la época: expansión del imperialismo, fomento del capitalismo, enorme fe en la ciencia y el progreso como benefactores de la humanidad.


En política, Europa vivió un período de paz que favoreció los avances científicos, técnicos, sociales y económicos. Todas las naciones con gran influencia política a nivel mundial eran europeas, las rivalidades entre estas potencias obligaban a guardar un equilibrio de poder que, precisamente, impidió durante cuatro décadas que tales rivalidades fueran solucionadas mediante una guerra. El imperialismo era justificado en tanto se le consideraba como generador de valiosas fuentes de materia prima, así como de nuevos mercados para la creciente producción industrial, lo cual era crucial para países europeos carentes de materias primas y con mercados internos ya bastante explotados. En toda Europa, la mano de obra se organizó en sindicatos o en partidos políticos y se organizan en movimientos políticos las corrientes ideológicas propias del conservadurismo y liberalismo, en lo político y económico.

Mapa de colonias año 1900

La tendencia general en la gente de esta época era optimista y ambiciosa respecto al porvenir, gracias a las innovaciones tecnológicas que se difundieron masivamente. El positivismo (el defensor de la fe en la ciencia) y el cientifismo (que proclama que la ciencia lo explica todo) hicieron su aparición y empezaron a ganar adeptos entre los intelectuales. La Belle Époque se hizo notar sobre todo en la arquitectura de los boulevard de las capitales europeas, en los cafés y los cabarets, en los talleres y galerías de arte, en las salas de conciertos y en los salones frecuentados por una burguesía y unas clases medias que sacaban provecho del desarrollo económico.

Antiguo concepto de boulevard
La antigua aristocracia europea aún conservó una gran influencia política; no obstante, con el auge del capitalismo a gran escala, los aristócratas debieron compartir por vez primera diversos privilegios junto a una burguesía ambiciosa y mucho más adinerada que en el pasado, la cual exigía una participación importante en las decisiones políticas gracias a su poderío financiero.

La Revolución Industrial en causó que desde fines del siglo XIX Europa y Estados Unidos se especializaran en la producción industrial, cuyos mercados se hallaban ahora en todo el mundo. Además los avances tecnológicos y las nuevas fuentes de energía, como el reemplazo del carbón y el vapor por la electricidad y el petróleo, permitieron que la producción industrial fuera más barata y en cantidad mucho mayor que en épocas pasadas.

Los cambios tecnológicos y económicos impulsaron la migración de campesinos hacia las ciudades con el fin de cubrir la falta de mano de obra para las industrias. Todas las grandes ciudades del mundo experimentaron desde 1890 constantes aumentos de población. El auge tecnológico hizo necesario el fomento de la educación en todos sus niveles, mientras que las noticias del mundo exterior se difundían más fácilmente gracias al ferrocarril, al cable submarino, y al telégrafo. Toda esta difusión del conocimiento empezaba a generalizarse al aumentar la alfabetización para atender las necesidades de una economía moderna, mientras crecía el número de publicaciones de consumo popular.

Pirámide del sistema capitalista
Las exposiciones universales realizadas en París en los años 1889 y 1900 son los símbolos de la Belle Époque, por su insistencia en la promoción del progreso científico y por atraer la atención a nivel realmente mundial. Tales exhibiciones servían también para resaltar ante un público mundial la fe en la ciencia y la tecnología, exaltando la capacidad del individuo para dominar y vencer los obstáculos que le planteaba la naturaleza. Si bien tales ideas databan de la época de la Ilustración, ahora eran difundidas, entendidas, y aceptadas como válidas por grandes masas humanas y no sólo por una élite intelectual.

Además, aparecieron las tres corrientes pictóricas que marcarían el siglo XX: el expresionismo y el fovismo, también se desarrolló el modernismo. Aparecieron también, a principios del siglo XX, nuevas corrientes de expresión pictórica, basadas en la ruptura con los cánones previos y en la admiración hacia la tecnología como el futurismo.

Fovismo
La música reflejó un momento de esplendor con las óperas de Richard Wagner y Giuseppe Verdi, situados dentro de la tradición musical alemana e italiana respectivamente. Otras escuelas musicales propugnaban el retorno a las tradiciones nacionales pero dentro de los cánones clásicos, como los rusos Tchaikowsky, Mússorgsky, o Rimski-Kórsakov, mientras otros fusionaban elementos clásicos y populares como el austriaco Johann Strauss.

Tchaikowsky
Apareció el psicoanálisis, fundado por el austriaco Sigmund Freud, como forma de tratar los problemas de la mente humana, posteriormente otros estudiosos como el suizo Carl Gustav Jung continuarían con el avance de la psicología.

La Belle Époque llegó a su fin con el estallido de la Primera Guerra Mundial en julio de 1914. Los inventos maravillosos del desarrollo tecnológico, como el avión, perdieron su imagen mágica cuando fueron utilizados para matar. Algunos historiadores señalan como el final de la Belle Époque el naufragio del Titanic, en 1912, percibido como el comienzo de la desconfianza humana hacia la tecnología.




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